Había pasado algún tiempo sin saber nada de ti, me alegra
saber que estas bien, que sigues con tu vida y que de alguna forma a veces me
recuerdas, aunque sea para ayudarte con las cosas académicas, en mi caso te
confieso que a diario te pienso, aún todo me sabe a ti, a veces quiero escribirte,
llamarte, saber cómo estas… reportarme, así como lo hacía antes, así como si
todavía me quisieras.
Para serte sincera continúo esperando un “Hola cielo, te
amo…” y una respuesta de mi para ti “yo te amo aún más”, pero me di cuenta que sin ti sigo respirando, aunque ya la luna llena no se ve como cuando compartíamos el observarla, el sueño no me sabe a caricias como cuando estaba a tu lado, las estrellas ya no
tienen ganas de bailar dibujando un “Siempre Juntos”, y el frío no están rico
como me lo quitaba tu cuerpo.
Ahora entiendo que sólo sabes que de verdad amas a alguien
cuando lo dejas marcharse, porque así lo quiso, así como tú quisiste irte de mí
y sinceramente esta experiencia me sirvió para saber que después de llorar
puedes sonreír y que de tanto caer aprendes a aterrizar, ahora sólo espero
aprender a vivir sin extrañarte, estoy practicando, aún no lo logro, pero hago
el intento.
Tú eras el causante de mis sonrisas y por ello sigo
recordándote, bonito y con respeto porque fuiste, eres y serás mi musa, mi poesía, yo aun sigo fiel a tu recuerdo, así como Ofelia a su Domingo.
Desde tu ausencia divagué en mares oscuros,
ahogándome con flotador y echándole la culpa a tu recuerdo, pero ahora estoy creciendo
y aprendiendo de la soledad.
Sé que en un futuro seremos amigos, quizás después, ahora
todavía necesito sanarme para seguirte dando las gracias, ya que contigo
aprendí lo que significa amar sin medida y que todo se termina.
PD: te escribo para sanar, es mi mecanismo para olvidarte, aunque ya no se si funcione...
No hay comentarios:
Publicar un comentario