jueves, 8 de febrero de 2024

Desahogo

Hoy vuelvo a ti... Vuelvo a escribir, porque es la única forma que tengo de expresar todo lo que siento. Es paradójico que alguien como yo, una comunicadora social, tenga dificultades para comunicar sus emociones de manera verbal. Pero aquí estoy, usando las letras para hablar con el corazón y compartir lo que me agobia.

 

En este momento, me duele ser mujer. Es un dolor profundo que parece hincarse en mi corazón. Quisiera poder decirte todo esto en persona, abrazarte y desahogarme, pero parece que siempre estamos cerca y lejos a la vez. A veces, me parece triste revivir situaciones similares entre tú y yo, donde el dolor se hace presente.

 

Llevo más de 24 horas sin comer, todo lo que ingiero lo vomito. Siento dolor en el vientre, en la cabeza, en la vista y en el alma. Y ese dolor es por ti, porque no estás aquí cuando más te necesito. Me duele que estés tan cerca y a la vez tan lejos, que no puedas ver mi angustia, mi sufrimiento.

 

Sé que me preguntaste qué tenía, pero no te acercaste. Me viste caminar de un lado a otro, escuchaste mis llantos, y aun así, no te acercaste. Decidí afrontar este dolor sola, porque no quiero llamarte como Magdalena y esperar que vengas a mi rescate. Quiero ser fuerte por mí misma.

 

Es cierto que en ocasiones, cuando tú te has sentido mal, he estado ahí sin que me llamaras, pero ahora siento que no recibí lo mismo de ti. No es justo que deba pedirte ayuda para que estés presente cuando más te necesito. Por eso, he decidido enfrentar este dolor por mi cuenta.

 

Es hora de poner límites y valorarme a mí misma. Me doy cuenta de que merezco más, que merezco alguien que esté dispuesto a estar ahí para mí en los momentos difíciles. Me duelen tus risas mientras yo lloro, y eso no es justo.

 

Hoy, tomo la decisión de cuidarme y ponerme en primer lugar. Aunque el dolor persista, sé que tengo la fuerza para superarlo. Porque yo valgo mucho y merezco ser amada y apoyada en todas las circunstancias. Ha llegado el momento de decir hasta aquí, porque merezco más de lo que estoy recibiendo.




Lo que más extraño, lo que soy.....!!!!

Hoy, estando en la sala de espera de una clínica, me sentí asustada pero también empoderada al estar allí sola, al igual que otras mujeres. En ese momento, recordé el inicio de nuestra aventura, una historia que llevamos tiempo reinventando #juntos. Vino a mi mente aquellos momentos en los que nos teníamos una loca y apasionada admiración el uno al otro. Recordé cómo me mirabas y me decías lo hermosa que estaba, cómo me inspirabas a ser mejor. Cuántas veces insististe para que yo dijera que sí, y ahora, casi 7 años después, cuando más que nunca te digo que sí, extraño tanto al hombre que solías ser...

 

Añoro nuestras escapadas juntos, nuestras miradas cómplices y las palabras bonitas que solías decirme. Extraño al hombre o quizás al niño de quien me enamoré. Hoy entiendo que las personas cambian, que tú has cambiado, que yo he cambiado. Me pregunto si el amor es así, si llevar una vida en pareja es así. Pero no quiero aceptar que sea así...

 

Hoy te miraba sin que te dieras cuenta y buscaba al ser humano dulce y encantador de quien me enamoré, pero no lo encontré. Por más que intenté, no lo vi y siento que ya no está allí.

 

Sí, he subido de peso, cada día envejezco, pero dime, ¿quién no lo hace? A pesar de ello, estoy intentando mejorar mi salud y mi bienestar. Cuando supe que había perdido algunos kilos, lo dije orgullosa de mí misma, pero tu respuesta me desanimó. Es triste que quien más me alentaba a lograr cosas y ser mejor ahora sea quien más me juzga.

 

Sin embargo, la lección que he aprendido es que no debo dejarme llevar por la opinión de los demás, incluyendo la tuya. Hoy me siento hermosa y afortunada de tener personas que me aman, mi familia y mis amigos. Agradezco a Dios por haberte cruzado en mi camino, por detenerme cuando pensaba en rendirme. Tal vez ese fue tu propósito en mi vida.

 

Ahora es mi momento de seguir siendo la fabulosa persona que soy. He dejado de serlo muchas veces, pero hoy me comprometo a ser alegre, cariñosa, extrovertida, divertida y locuaz, porque eso es lo que me hace única y especial.

 

Hoy decido ser completamente feliz. A veces sentí que mi mundo eras solo tú, pero me doy cuenta de que mi mundo soy yo. Me dedicaré a hacer las cosas que me gustan, como ir al parque, bailar, leer y ver películas que quizás no sean de tu agrado. Saldré al mundo, porque esa soy yo, libre y feliz.

 

Gracias a ti, he aprendido y mejorado en muchas cosas, y te agradezco por eso. Sin embargo, sé que merezco más, y voy a buscarlo. Hoy elijo volver a ser quien solía ser, pero con el aprendizaje y el crecimiento que me has brindado.

 

La vida es una constante evolución, y estoy decidida a abrazarla con alegría y determinación. ¡Hoy, y todos los días, decido ser completamente feliz!