lunes, 18 de noviembre de 2019

La niña de papá



Era un domingo a las 11 de la noche, y Adrian estaba por ir a darle las buenas noches a su pequeña hija de 6 años. Se acercó a ella, le dio un besito de las buenas noches y la arropó. Sin embargo, la niña lo miró con ojitos tristes y le preguntó:

 

Hija: "Papi, ¿todos los hombres son malos?"

 

El padre, sorprendido ante aquella duda de su pequeña, inmediatamente le respondió:

 

Adrian: "No, mi princesa, ¿por qué me preguntas eso?"

 

La pequeña suspiró y volvió a preguntar:

 

Hija: "Papi, cuando sea grande, ¿me voy a casar con un niño como tú?"

 

El padre, orgulloso, le dijo:

 

Adrian: "Si te casas con alguien como yo, sería fantástico."

 

Sin embargo, la reacción de la niña no fue la que su padre esperaba. Ella comenzó a llorar desconsoladamente y le dijo:

 

Hija: "Papi, yo no me quiero casar con alguien como tú."

 

El padre, sorprendido y algo decepcionado, le preguntó:

 

Adrian: "¿Por qué dices eso, hija?"

 

La pequeña le explicó:

 

Hija: "Es que tú siempre gritas a mami, ya no la abrazas, ya no duermen juntos, siempre la haces llorar, y yo no quiero eso. Mami ya no sonríe y está muy triste. Además, escuché que le decía a la tía Adri que ya tú no le hablas porque solo usas el celular y estás pendiente de tus amigos. Dijo también que no quería estar contigo porque le estás rompiendo el corazón, y yo no quiero que alguien me rompa el corazón. Papi, ¿el corazón cuando se rompe duele mucho?"

 

El padre la abrazó y le respondió con cariño:

 

Adrian: "No, mi vida, nadie te romperá el corazón. Yo no dejaré que eso pase."

 

Sin decir otra palabra, le dio otro beso y salió de la habitación. Consternado por aquella situación, entró a su habitación donde su esposa Victoria ya estaba dormida. Sin hacer mayor ruido, se acostó a su lado y durmió.

 

Al día siguiente, Adrian levantó a Victoria y con lágrimas en los ojos le pidió disculpas por todo lo que había pasado entre ellos. Le prometió que sería el hombre del que su hija estaría orgullosa y que desde ese día no volvería a tratarla mal. Victoria, sorprendida por lo que estaba ocurriendo, lo abrazó y le dijo: "Te amo, solo quiero ser feliz."

 

Desde aquel día, la vida para ellos cambió, y todo se convirtió en alegría. Dos meses después, Adrian le pidió matrimonio a Victoria y ella, muy feliz, aceptó. Durante su luna de miel, Adrian le confesó un secreto que había guardado.

 

Adrian: "¿Recuerdas aquella noche que volví a dormir en la cama contigo?"

 

Victoria asintió con la cabeza, y él continuó:

 

Adrian: "Esa noche, nuestra hija, Sakura, me habló en sueños y me hizo ver el daño que te estaba haciendo."

 

Victoria, temblando y con lágrimas en los ojos, le respondió: "Eso no es posible, Adrian. Sakura nunca nació, nuestra bebé murió hace 7 años antes de nacer. No comprendo a qué te refieres."

 

Adrian, con nostalgia, le contó que esa noche soñó con su hija, que ya había crecido, y le explicó todo lo que aquella niña le dijo. Fue entonces cuando entendió que estaba haciéndole daño al amor de su vida. Supo que la energía de su pequeña hija siempre estaría con ellos como un ángel de la guarda, protegiéndolos siempre.

 

El relato de Adrian nos recuerda que el amor y el compromiso en una relación deben cuidarse día a día, y que las personas que amamos pueden estar presentes en nuestro corazón de maneras inesperadas y reconfortantes.


No hay comentarios: