lunes, 18 de noviembre de 2019

"En esta época es cuando más atado me he sentido"

"En esta época es cuando más atado me he sentido," así terminaste nuestra conversación. Lo paradójico de todo esto es que yo sentía que en este momento de nuestras vidas, te había dado más libertad que nunca porque te amo. Es curioso que tú sientas una cosa y yo sienta otra. Es ahí donde me pregunto cómo funcionan las relaciones de pareja que duran años y años.

 

¿Es que acaso uno de nosotros debe anularse y dejar de ser sí mismo para que funcione la relación?

 

Es normal que en una relación de pareja existan diferentes percepciones y sentimientos. Cada persona experimenta las cosas de manera única, y eso puede llevar a que ambos tengan perspectivas diferentes en ciertos momentos.

 

No es necesario que ninguno de los dos se anule para que la relación funcione. Lo que realmente importa es la comunicación abierta y sincera, el respeto mutuo y la comprensión. Es fundamental hablar sobre lo que cada uno siente y necesita, buscando encontrar soluciones y compromisos que beneficien a ambos.

 

En las relaciones duraderas, es común que haya altibajos y momentos de ajuste. Lo importante es aprender a enfrentar esos desafíos juntos, apoyándose mutuamente y manteniendo la individualidad de cada uno.

 

Recuerda que una relación sana se construye sobre la base del amor, el respeto, la confianza y la aceptación mutua. Si ambos están dispuestos a trabajar en la relación y mantener una comunicación abierta, podrán superar las diferencias y construir una conexión más profunda y duradera.




Después del felices para siempre...

En las relaciones de pareja siempre tenemos que tomar en cuenta al otro... Mejorar para que ambos estén y se sientan bien. 

La pareja es quien después de los años, cuando baja la intensidad del furor del primer año está contigo en todo momento....  Y lo ideal es que sea ese refugio donde puedes estar cuando el mundo se cae al tu alrededor. 

Pero vivir en pareja no todo el tiempo es color de rosas, siempre hay un detras del cliché "y vivieron felices para siempre".... 

Cuando el tiempo pasa inician los conflictos, porque cada uno es un ser diferente al otro, con vivencias y experiencias distintas y es allí donde sólo el amor puede hacer que se logren acuerdos de convivencia para darle estabilidad a la relación. 

Si en el devenir de la relación alguno de los dos individuos involucrados se siente en segundo plano, hay algo que no va bien y es importante hablarlo. Siempre ambos deben hacer cambios el uno por el otro y apoyarse en todo momento. Dar sensación de estabilidad y de paz... Sobre todo paz....!!!
Siempre se puede  discutir (Examinar y tratar entre [varias personas] un asunto o un tema proponiendo argumentos o razonamientos para explicarlo, solucionarlo o llegar a un acuerdo acerca de él) pero no pelear (Reñir o demostrarse el enfado [dos o más personas] con palabras de desprecio u ofensa.) y menos por un mismo tema....  porque un día se verán y sabrán que solo perdieron el tiempo por costumbre o miedo al no estar solos.

Para tener equilibrio en la pareja hay que hacer compromisos con respeto y responsabilidad de cumplirlos, preocuparse por el bienestar de el uno por el otro, hablar diariamente sobre lo que piensan o sienten, compartir gustos en común, y sobre todo Seder un poco.... Porque si ambos jalan la cuerda para su lado, de tanto jalar se va a romper, hablé dónde daño como individuos y como pareja.

Ambos coloquen un granito de arena de su parte y aclarando lo que realmente te incomoda del otro y sino puede alguna de las partes hacer ese esfuerzo, entonces el amor ya no da para más y lo que sigue es solo hacerse daño, mejor es que cada uno siga su camino y evitar daños irreparables.

La niña de papá



Era un domingo a las 11 de la noche, y Adrian estaba por ir a darle las buenas noches a su pequeña hija de 6 años. Se acercó a ella, le dio un besito de las buenas noches y la arropó. Sin embargo, la niña lo miró con ojitos tristes y le preguntó:

 

Hija: "Papi, ¿todos los hombres son malos?"

 

El padre, sorprendido ante aquella duda de su pequeña, inmediatamente le respondió:

 

Adrian: "No, mi princesa, ¿por qué me preguntas eso?"

 

La pequeña suspiró y volvió a preguntar:

 

Hija: "Papi, cuando sea grande, ¿me voy a casar con un niño como tú?"

 

El padre, orgulloso, le dijo:

 

Adrian: "Si te casas con alguien como yo, sería fantástico."

 

Sin embargo, la reacción de la niña no fue la que su padre esperaba. Ella comenzó a llorar desconsoladamente y le dijo:

 

Hija: "Papi, yo no me quiero casar con alguien como tú."

 

El padre, sorprendido y algo decepcionado, le preguntó:

 

Adrian: "¿Por qué dices eso, hija?"

 

La pequeña le explicó:

 

Hija: "Es que tú siempre gritas a mami, ya no la abrazas, ya no duermen juntos, siempre la haces llorar, y yo no quiero eso. Mami ya no sonríe y está muy triste. Además, escuché que le decía a la tía Adri que ya tú no le hablas porque solo usas el celular y estás pendiente de tus amigos. Dijo también que no quería estar contigo porque le estás rompiendo el corazón, y yo no quiero que alguien me rompa el corazón. Papi, ¿el corazón cuando se rompe duele mucho?"

 

El padre la abrazó y le respondió con cariño:

 

Adrian: "No, mi vida, nadie te romperá el corazón. Yo no dejaré que eso pase."

 

Sin decir otra palabra, le dio otro beso y salió de la habitación. Consternado por aquella situación, entró a su habitación donde su esposa Victoria ya estaba dormida. Sin hacer mayor ruido, se acostó a su lado y durmió.

 

Al día siguiente, Adrian levantó a Victoria y con lágrimas en los ojos le pidió disculpas por todo lo que había pasado entre ellos. Le prometió que sería el hombre del que su hija estaría orgullosa y que desde ese día no volvería a tratarla mal. Victoria, sorprendida por lo que estaba ocurriendo, lo abrazó y le dijo: "Te amo, solo quiero ser feliz."

 

Desde aquel día, la vida para ellos cambió, y todo se convirtió en alegría. Dos meses después, Adrian le pidió matrimonio a Victoria y ella, muy feliz, aceptó. Durante su luna de miel, Adrian le confesó un secreto que había guardado.

 

Adrian: "¿Recuerdas aquella noche que volví a dormir en la cama contigo?"

 

Victoria asintió con la cabeza, y él continuó:

 

Adrian: "Esa noche, nuestra hija, Sakura, me habló en sueños y me hizo ver el daño que te estaba haciendo."

 

Victoria, temblando y con lágrimas en los ojos, le respondió: "Eso no es posible, Adrian. Sakura nunca nació, nuestra bebé murió hace 7 años antes de nacer. No comprendo a qué te refieres."

 

Adrian, con nostalgia, le contó que esa noche soñó con su hija, que ya había crecido, y le explicó todo lo que aquella niña le dijo. Fue entonces cuando entendió que estaba haciéndole daño al amor de su vida. Supo que la energía de su pequeña hija siempre estaría con ellos como un ángel de la guarda, protegiéndolos siempre.

 

El relato de Adrian nos recuerda que el amor y el compromiso en una relación deben cuidarse día a día, y que las personas que amamos pueden estar presentes en nuestro corazón de maneras inesperadas y reconfortantes.