Qué forma tan dura de aprender la lección, mi vida! ¡Cuántos errores cometí contigo!
A veces he pensado que en realidad NO formábamos la pareja adecuada y que quizá tú hubieses hallado la felicidad con otra mujer y yo la plenitud unida a otro hombre afín. Pero estaba equivocada… Quiero que conozcas mi plegaria de muchos dias seguidos y el sueño que tuve anoche…
¿En qué pensabas, Dios mío, cuando hiciste aparecer en mi vida a Jonathan y propiciaste nuestra unión sabiendo que no éramos compatibles?
¿En qué pensabas, Padre, cuando nos hiciste encontrarnos una y otra vez conociendo las enormes dificultades que nos esperaban?
¿En qué pensabas cuando ocultaste nuestros defectos permitiendo que nos diéramos cuenta de ellos siendo demasiado tarde... Cuando ya lo amaba?
No creo en el azar. Hay demasiada perfección en la naturaleza, en el reino vegetal y animal, en el mundo microscópico, en el universo entero para suponer que todo es obra de la casualidad; no creo en el, no creo en destinos nefastos ni en la mala suerte. Creo en ti, Señor. Creo que de alguna forma tú piensas las cosas antes de que ocurran y nosotros formamos parte de tus sueños.
Dime, por favor, ¿cuál era tu sueño cuando permitiste en nuestra relación
esas crisis que nos llevaron a discutir?
¿En qué pensabas. Señor, cuando nos diste ese hijo a quien nos quitaste tan rápido?
¿Cuál era tu sueño, Padre, al dejar que mi amor y yo nos alejáramos y nos perdiéramos la confianza?
No soy una mujer mala; soy simplemente un ser humano que ha perdido el control de su vida.
Me volví celosa, incomprenciva, intolerante, por todo peleaba, por todo lloraba… Pero hacer eso me produjo un gran vacío, una gran infelicidad, porque si no tenía una familia para la cual trabajar, mi trabajo perdía totalmente su sentido.
Señor, dame una luz. ¿En qué pensabas cuando permitiste que este caos se apoderara de mi relación? ¿En qué pensabas, Señor…? ¿Cuál era tu sueño?
¿Por qué no usaste alguna señal para que nos detuviéramos a tiempo? ¡Antes de llegar a enamorarme de el…!
Realmente nos amábamos. Éramos importantes el uno para el otro. ¿Cómo permitimos que cosas tan absurdas nos separaran?
Ahora que estoy lejos de el, me doy cuenta que una parte de mí se quedó a su lado para siempre.
Dios mio.... Ayúdame a reconstruir mi vida… Dame la fuerza de saber que al menos tú sí me amas… Creo en ti, sé que existes y me escuchas, he aprendido la lección. Amen.
Estuve dando tumbos varios días preguntándome todo esto hasta que, hace un rato, caí rendida con la cara llena de lágrimas.
Apenas recosté la cabeza en mi cama, sentí que mi alma penetraba por un abismo enorme y me estremecí al escuchar una profunda y penetrante voz:
¿No te das cuenta que mi sueño ha sido siempre tu dicha? ¿Que un hogar lleno de alegría es lo que pensaba para ti? El hombre que te di por compañero es con el que mejor aprenderías las lecciones importantes de la vida.
Con el, y sólo con el, ibas a poder engendrar el hijo que tuviste y los que tendran.
Yo había trazado grandes planes para ustedes. Despierta. Por favor. Una familia fuerte se construye con sacrificio y trabajo, pero no has querido pagar el precio, no has estado dispuesta a esforzarte más.
Todo lo has echando a perder. Pretendes la felicidad en bandeja de plata, pero sólo se es feliz cuando se contempla el fruto del esfuerzo propio.
Tú eres mi sueño. He pensado en ti siempre que te ofrezco una disyuntiva en el camino; quiero lo mejor para ti para tu pareja, para tus futuros hijos. Pero no voy a quitarte la libertad de decidir, no eres un robot. ¡Eres libre! ¡Reacciona ahora! ¡Estás a tiempo! ¡Aún puedes convertir a tu familia en aquello que yo pensé; aún puedes hacer realidad mi sueño!
Sabes Jonathan, soy la persona de la que te enamoraste y con la que en un dia de aventura nos prometimos no separarnos jamás. Hemos cometido errores. Los problemas nos han aplastado hasta casi asfixiarnos, pero se que aun estamos a tiempo...
¡Vamos a tomarnos fuerte de la mano!… Pues de verdad te amo. Y amarte me duele mucho esta vez. Sólo de pensar en el enorme amor que siento por ti, lloro…, no puedo detener estas lágrimas… ¿Sabes por qué? Porque no te lo mereces, porque tu desamor y alejamiento me cuesta una parte del alma… Pero voy a completar el proceso, quiero pensar que esa parte te la regalo a ti.
Y aun te pido....
No me pidas que te deje.
»No quiero separarme de ti…
»Iré donde tú vayas.
»Y viviré donde tú vivas.
»Tu pueblo será mi pueblo.
»Y mi Dios será tu Dios. »Donde tú mueras, quiero morir yo.
»Y allí deseo que me entierren.
»Que el Señor me castigue con toda dureza.
»Si me separo de ti.
»A menos que sea por la muerte…
En la crisis aprendemos a valorar lo que tenemos. Las cosas no suceden por azar. Detrás de aspectos tan profundos siempre existen razones de Dios y aunque entendí... que lo nuestro no tiene arreglo, y aun a pesar de ello quiero que TU, el hombre del cual me enamoré hace 4 años casi 3 meses, sepa que a pesar de no poder reparar lo que rompimos, una zona de mi corazón sigue implorando su presencia, algunas células de mi ser que se niegan a morir siguen clamando por el y una parte de mi alma se quedó "contigo" para siempre…
TE AMO..!!!
Hora: 03:55 am
No hay comentarios:
Publicar un comentario