En 1996, cuando estaba en 3º grado en el colegio católico Divina Pastora, tuve otra experiencia significativa. Esa vez, me tocó rezar el Padre Nuestro en público, lo que fue un momento muy especial para mí, tanto por el contexto como por el desafío de hablar ante una audiencia de 900 niños aproximadamente.
En 2007, tuve el honor de ganar el premio La Venus de Nácar por la radionovela "La alta alcurnia del Chaparro", lo que marcó un antes y un después en mi carrera en el mundo de la radio.
Años después, en 2013, recibí, junto a un talentodo equipo de periodistas, el premio municipal de periodismo por la producción del noticiero radial del año.
En 2014, un nuevo logro llegó, uno que le dedique a mi padre quien había fallecido un año antes, cuando obtuve el premio regional de periodismo por el excelente tratamiento de la información en una entrevista que realicé durante unas protestas en Ciudad Bolívar. Un grupo de estudiantes me "secuestró" en la radio, pero aun así logré salir al aire, entrevistándolos en vivo. Esa experiencia fue inolvidable y marcó un hito en mi carrera.
A pesar de que ahora vivo en otro país, mi pasión por la comunicación y el periodismo sigue siendo tan fuerte como siempre. Desde siempre, mi vida ha estado llena de hermosos momentos y, hoy en 2024, reflexiono sobre los sueños, los logros y la esperanza.
Si, he atravesado momentos tristes, y no tan lindos, y sin embargo sigo sonriendo, porque cada experiencia ha sido parte de mi camino hacia el éxito.
Ahora, miro hacia el futuro con optimismo y confianza. Sé que lo mejor está por venir. Los desafíos serán oportunidades, los sueños se transformarán en realidad, y los logros que aún no he alcanzado serán el reflejo de todo lo que he aprendido hasta hoy.
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