Sabes, lo más difícil para mí es
leer todo lo que he escrito en el pasado y darme cuenta de que, a pesar de
haberme prometido cambiar y hacerme feliz, sigo aquí esperando que te
conviertas en la persona de la que me enamoré. Aceptar en silencio que llevo años
esperando una utopía amorosa me decepciona. No sé qué me duele más, si el hecho
de que no te hayas convertido en esa persona o el hecho de que aún sigo aquí,
esperando por ti y luchando por un amor que ya no sé si es amor, es agotador
esforzarme tanto por cambiar y ser mejor por ti y por nosotros.
Sí, lo admito, soy celosa,
complicada, depresiva, un desastre andante y tengo demonios internos del
pasado. Sin embargo, he trabajado para mejorar mi lado oscuro por ti. Pero
ahora comprendo que mi mayor error ha sido esperar más de ti, y esperar en
general.
También he comprendido que,
cuando una crisis no se resuelve de manera profunda y no se trabajan las áreas
afectadas, los problemas vuelven a surgir con el tiempo. Los hábitos son
difíciles de cambiar sin un trabajo profundo en ellos.
Ahora te pregunto, ¿sabes por qué
he intentado cambiar con todas mis fuerzas? ¿Te has preguntado por qué he
aceptado cosas que en el pasado jamás habría aceptado? La respuesta es simple.
Lo hice porque prefería que me dijeras la verdad, prefería que fueras honesto
aunque eso implicara cosas que me molestaban profundamente. Sin embargo, aún
sigues mintiendo y yo sigo sin ser tu prioridad. Acompañas y llevas a todos los
demás, pero cuando lo haces conmigo, siempre hay peros, malos gestos o malas
caras, y eso me duele profundamente.
El proverbio dice: "La
primera vez que me mientas, será culpa tuya. La segunda será culpa mía".
Quizás no haya sido infidelidad, pues no siento celos de otras mujeres, pero sí
siento tristeza porque, después de tantos años, aún no soy tu prioridad.
La confianza se basa en
sinceridad, comunicación, fiabilidad y comprensión, y en eso tienes todo de mí,
pero yo no tengo nada de eso de ti.
Hoy me prometiste hacer lo
necesario para hacerme feliz, pero también dijiste que debo aceptar tus
decisiones. Entonces, tú también debes aceptar las mías. No sé cómo romper este
círculo vicioso, pero lo haré porque merezco ser feliz y vivir en paz, estar
con alguien que me ame más que a los demás y no al revés.
Hoy, la palabra no es amor, sino
decepción. Acepto que te da igual si estoy o no, y sé que tarde o temprano me
marcharé. Cuando lea esto en unos años, sabré que fue la mejor decisión. Sí, te
amo, pero me amo más a mí misma. Estoy cansada de mendigar tu amor y tiempo,
porque estar juntos no es solo ocupar el mismo espacio, sino también estar
realmente presentes el uno para el otro.
Sigo aquí, aún esperando por ti,
pero en lo más profundo de mí, he aceptado que no debo esperarte ni depender de
ti. Ya he comenzado a irme. No quiero irme, así que no me dejes ir. Lucha por
mí. 😭